George Barris fue un especialista dedicado a customizar coches para los estudios de Hollywood durante las décadas de los 70 y 80 del siglo pasado, de sus manos han salido famosos coches televisivos como el primer Batmóvil o Kitt, el llamativo “coche fantástico”. También personalizó automóviles para famosas estrellas como John Wayne o la pareja de músicos Sonny y Cher. Pero lo que hoy queremos referir de Mr. Barris es una de sus creaciones más singulares, un coche con un extraño nombre, Snakepit que en inglés significa nido de víboras, ahora veremos porqué.
En tiempo de juguetes, aquí tenemos un capricho
Proyectado con el fin de batir récords de velocidad está impulsado por seis motores Cobra-Ford 351 V8 (de ahí el peculiar nombre) que, en teoría, ofrecen una potencia conjunta de 2.000 Cv. Un chasis de acero soporta una carrocería que se asemeja a un par de féretros unidos por el centro, pintados de color naranja, eso sí, al igual que los asientos de terciopelo en el mismo color (hemos de decir, para entender el porqué de este acabado, que el coche data de 1975). Bajo la carrocería encontramos el resto de materiales necesarios para mover el vehículo, entre ellos 12 carburadores, dos transmisiones automáticas Ford así como dos traseras Pontiac con sus respectivos depósitos y ¡48 tubos de escape!. Realmente, y en valor absoluto, la ecuación debe funcionar, más cilindros igual a más velocidad, al menos esa es la teoría.
El vehículo se encuentra a la venta en una web americana
Dedicada a la venta de coches clásicos, en la presentación del mismo el vendedor es evasivo en cuanto a si se han llegado a conseguir esos récords de velocidad pretendidos, además sugiere que no ha sido puesto en marcha durante más de una década, tal vez falte confianza en el funcionamiento general de tan prolija maquinaria. Creado para la velocidad parece que la vida de este modelo ha discurrido entre colecciones privadas y exhibiciones, pocos lo han hecho correr, entendemos que con buen criterio a la vista de las condiciones aerodinámicas de su carrocería, la carencia de equipo de seguridad y al tipo de ruedas. Si el coche alcanzó en algún momento los 250 Km/h fue todo un milagro.
Cada vez que el vehículo sale a la venta, cosa que ocurre con una cadencia aproximada de cinco años, se hace referencia al objetivo original (y absolutamente naif) de alcanzar las 300 M/h (unos 480 km/h), siempre buscando dar realce al vehículo y conseguir el mejor precio. La última venta reconocida de forma oficial fue en 2006 y se vendió por 32.500$ (unos 27.250€) tal como recoge la página de subastas Bonham. Informaciones fidedignas afirman que la inversión original del señor Barris para construir el coche, allá por los años 70, superó los 100.000$. El actual propietario está pidiendo 750.000€ aunque confiesa estar abierto a negociar.
Podríamos calificar el Snakepit como un bonito ejercicio de diseño y creatividad antes que una obra de ingeniería, admiramos sus formas y nos gustaría verlo avanzar por sus propios medios pero es de temer que si alguna vez se trata de arrancar el resultado sea calamitoso.
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