Una de esas historias que sorprenden, no sabemos si es más un síndrome de Diógenes asociado a los coches o una verdadera pasión por el motor clásico. La realidad es que nos encontramos con que este aficionado ha decidido deshacerse de su propiedad con todo lo que hay dentro y la oferta es muy curiosa (no la llamamos tentadora porque las cifras que se están barajando no están al alcance del común de los mortales, más de un millón de dólares).
Nos hacemos eco de una oferta inmobiliaria especial para locos de los clásicos
La propiedad de Mike Hall, que así es como se llama el ínclito propietario, es un terreno de 5 Acres de extensión (más de 20.000 metros cuadrados) que contiene al rededor de 340 coches clásicos y un taller de unos 200 metros cuadrados entre taller y espacio techado, además de un almacén de materiales como para construir otros mil metros más de nave . Sabemos que sería el sueño de cualquier aficionado si no fuera porque está un poco lejos, en la provincia canadiense de la Columbia Británica.
Casi cuarenta años acumulando coches
El señor Hall comenzó con su afición a los 20 años, ahora tiene 60. Su trabajo de escalador especializado, se dedica a desmontar las rocas que hay en los cortados sobre las carreteras canadienses para evitar que caigan sobre los coches que circulan por ellas, está muy bien pagado y, comenta, no sabía a qué dedicar el dinero.
El terreno estaba ya dedicado a desguace cuando él lo compró, pero con los años ha ido acumulando una buena cantidad de coches, de entre los más antiguos destacan un Chevrolet pickup de 1926, un Ford T de 1927 o un Mercury australiano de 1947.
También tiene algunos mucho más actuales como cinco Chevrolet Firefly de 1991, también cabe citar un Chevrolet Malibú de 1964 y un exclusivo Pontiac Beaumont SD de 1966, sólo se construyeron 45 unidades de este modelo.
La oferta fue publicada en enero pero el Sr. Hall entiende que no le haya llegado ni una mísera propuesta hasta ahora pues claramente nadie ha podido echar un ojo a su colección de coches al haberse encontrado, hasta ahora, sepultados bajo una capa de dos metros de nieve. Con la primavera puede que alguien aprecie un poco más la magnífica ocasión que supone este terreno, genial para cualquier aficionado con posibles que quiera, y pueda, dedicar su tiempo a desarrollar su pasión.
Mientras tanto el orgulloso propietario de tan vasta colección sigue con su compulsión compradora, aumentando cada día el número de coches que la componen, su última adquisición ha sido un Plymouth coupé de 1941 al que «no se pudo resistir».
Nosotros tampoco nos resistimos a asegurar los coches clásicos de nuestros seguidores, llámenos y le diremos cómo.