Quién le iba a decir a Adam Opel cuando en 1862 fundó su flamante fábrica de máquinas de coser que terminaría en manos francesas. La historia de la marca, que llegó a ser el mayor fabricante de coches de Europa, no ha sido precisamente fácil. El último hito nos llegó hace unos días cuando recibimos la noticia de que el grupo francés PSA, propietario de las marcas Peugeot y Citroën, adquiría la marca alemana a la General Motors.
Casi 90 años tras su compra GM se deshace de su filial alemana
Opel empezó pronto a enfocarse en el sector de la locomoción, pocos años después de nacer como marca, primero dirigió su interés hacia la construcción de bicicletas, no tardó mucho en presentar su primer coche el Opel Lutzmann, en 1899. Tres décadas después comienza la primera gran crisis mundial en 1929 poniendo en peligro la supervivencia de la firma, los herederos de Adam Opel sólo encuentran como solución vender su propiedad a la americana GM por 33 millones de dólares.
Floreció bajo la influencia de la marca americana
Hasta convertirse en la primera marca alemana llegando a fabricar más de 100.000 vehículos al año, para cuando estalla la Segunda Guerra Mundial, en 1939, Opel llevaba cuatro años siendo el mayor fabricante europeo.
Durante la guerra mundial Opel se doblegó al peso de la esvástica y colaboró proveyendo de vehículo al ejército Nazi, aunque GM alegó pérdida de control sobre su delegación europea tras la guerra mantuvo su propiedad. Acabado el conflicto Opel sigue enarbolando su merecida reputación de alta calidad e incluso incursionó en la fabricación de modelos de alta gama como el Opel Admiral que miraba a los ojos a cualquier modelo de BMW. Para 1972 Opel vendía más coches en Alemania que Volkswagen una vez pasado el fulgor del «escarabajo».
El principio del fin
Tras el lanzamiento del Golf por parte de Volkswagen y el encarecimiento del petróleo de los años setenta tras la crisis del petróleo, Opel comienza una larga y penosa decadencia.
Un español aparece en escena, Jose Ignacio López, que tras la dura crisis sufrida, tanto por la empresa madre GM como por la Opel alemana consigue corregir el rumbo y hacer desaparecer los números rojos. Todo tiene un precio, el ajuste de costes radical que fuerza el español tiene la consecuencia directa de afectar al futuro a largo plazo de la compañía. No pasa mucho tiempo hasta que empiezan a aparecer problemas de todo tipo en la calidad de los materiales minando la imagen de confianza que hasta entonces Opel había tenido entre los clientes.
Una clara muestra de las graves consecuencias que los problemas citados tuvieron sobre Opel es la fuerte caída de su cuota de mercado en Alemania, mientras en 1995 su participación es del 17% cae durante los siguientes años hasta solo representar el 8,4% en 2008.
Falta de proyecto desde General Motors
Realmente no podemos culpar a la gestión de Jose Ignacio López de la situación de la marca, los causantes han sido los sucesivos responsables así como la estrategia seguida desde los EEUU. para los primeros Opel no era más que un paso necesario en su camino hacia mejores cargos en la central de GM y para ésta sólo se le reclamaba el porcentaje de rentabilidad por acción a cualquiera que estuviera al frente de la delegación en Alemania. Esta falta de visión a largo plazo por parte de la matriz es la verdadera espada clavada en la espalda de Opel.
Las consecuencias durante los últimos años saltan a la vista, en 2009 Opel estuvo a punto de entrar en bancarrota, de hecho los documentos para solicitar la declaración de quiebra estaban preparados. Conocedora de la situación la canciller alemana Angela Merkel accedió a facilitar fondos públicos para sostener la firma a cambio de la venta de la marca al consorcio canadiense Magna International. El acuerdo fue roto in extremis y GM pidió que se le facilitaran las ayudas directamente sin tener que desprenderse de Opel.
Después de esto la situación empeoró debido a la reciente crisis y Opel tuvo que enfrentar el cierre de diversas plantas, despidos y recorte de gasto. la situación actualmente era ya insostenible con elevadísimas pérdidas anuales y falta de apoyo por parte de GM. La entrada del grupo francés ha sido un rescate de última hora.
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