Un accidente que evidenció las precarias medidas de seguridad en que se desarrollaban las competiciones automovilísticas, desgraciado punto de inflexión que dio pie a una nueva era en el mundo del motor.
Corrían años de posguerra y la recuperación anímica, económica y social en toda Europa estaba empezando a llegar al ciudadano de a pie. Alemania, en su zona occidental también se veía beneficiada. Nuevas ideas, tiempos de cambio y renovación empezaban a despuntar, terminarían floreciendo con toda su fuerza una década más tarde.
El hecho que hoy nos ocupa tuvo lugar durante una de las pruebas más famosas del mundo, y no solo para los aficionados al mundo del motor. Es bueno recordar el amplio abanico de estímulos a nuestro alcance en estos tiempos modernos en que vivimos y que en los años 50 del siglo pasado, podemos afirmar sin temor a equivocarnos, no llegarían ni al uno por ciento de los actuales. Entenderemos entonces el enorme atractivo que un evento de este tipo tendría para el público en general, familias enteras acudían al circuito.
11 de Junio de 1955 un día desgraciado
Era el 11 de Junio de 1955, ese día quedaría registrado en las páginas de la historia del automovilismo como el peor accidente que jamás hubiera tenido lugar. El piloto francés Pierre Levegh y 82 personas más perderían la vida. Este hecho provocaría la revisión de las condiciones en que las competiciones automovilísticas se llevarían a cabo, la protección que los pilotos tenían en los bólidos y en su indumentaria así cómo la organización general de los eventos cara al público.
La carrera se había reanudado en 1949 tras la Segunda Guerra Mundial, la competitividad entre las marcas participantes estaba por todo lo alto conscientes de la repercusión tanto mediática como en ventas que tendría una victoria. Los Ferrari, Talbot, Jaguar y Mercedes se habían repartido los primeros puestos desde su nueva época.
Los hechos, la versión más fiable
Muchas son las versiones que se han dado sobre el accidente, la forma más probable de cómo se desarrolló es ésta.
La enconada lucha que estaban manteniendo en la cabeza de carrera el Mercedes 300SLR de Juan Manuel Fangio y Stirling Moss y el Jaguar de Mike Hawthorn e Ivor Bueb había hecho que ambos doblaran a casi todos sus contendientes.
Cerca de la tribuna Hawthorn adelanta al Austin-Haeley conducido por Lance Macklin, en ese momento Hawthorn frena en seco pues decide entrar en boxes, Macklin no tiene otra opción más que abrirse a la izquierda para poder evitarlo sin contar con que dos Mercedes vienen por su zaga a toda velocidad. El primero de esos dos Mercedes lo conduce Pierre Levegh, el segundo es el de Fangio.
Seguiremos con detalle esta historia en una próxima entrada, no te la pierdas.
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