Enfrentar una tarea tan compleja como reconstruir un coche perdido, un coche del que solo se fabricó una unidad, solo es posible si cuentas con los mejores recursos, mucha información y algunas piezas del mismo. Como no podía ser de otra forma si esta tarea se le encarga al Centro especializado en Clásicos de Mercedes Benz para re-crear un modelo histórico y perdido durante la II Guerra Mundial el resultado tiene que ser un éxito.
Tal vez resulte una obviedad afirmar lo anterior, pero a la vista del resultado hemos de celebra el acierto. No hablamos solo de la calidad que se espera del trabajo de los especialistas de Mercedes, es de la imagen que el diseño original ofrece, las líneas que no encajan en un coche de 1938, veamos.
Acceso directo a las fuentes, lo mejor para fabricar una réplica
La introducción de las autopistas en Alemania a principio de los década de los 30 del siglo pasado enfrentó a los fabricantes de coches con un nuevo reto, las líneas de los coches debían mejorar su aerodinámica para mejorar su comportamiento a las altas velocidades que permitían estas nuevas calzadas. Es en ese tiempo cuando nace el proyecto del 540K Streamliner con el principal objetivo de ganar la carrera de larga distancia Berlín Roma.
La realidad siempre es más sórdida que lo soñado, el coche termina siendo un herramienta para probar los nuevos modelos de ruedas Dunlop a las altas velocidades que permiten las autopistas alemanas. Desgraciadamente en el maremágnum que supuso la Guerra el coche es despiezado y sólo unas pocas piezas del mismo acaban en el Museo Mercedes Benz.
Un reto complicado con éxito final
El proceso de reconstrucción no ha sido sencillo, a pesar de disponer de información original procedente de los mismos archivos de la compañía, de haber buscado y encontrado piezas originales en la propia colección de Mercedes-Benz faltaba la parte más importante del vehículo que, originalmente, estuvo fabricada en aluminio, su carrocería que tuvo que ser reconstruida al completo. Hicieron falta 4.800 horas de trabajo para llevar acabo la meticulosa y exigente restauración/reconstrucción del vehículo hasta que en 2014 llegó al túnel de viento donde obtuvo un coeficiente de resistencia aerodinámica del 0.36 (¡!), un valor muy similar al de muchos Ferrari, aunque también al de otros clásicos como el Citroen DS, Citroen CX e incluso el Renault 9.
Han sido más de 76 años los transcurridos desde que este modelo fue creado pero a pesar de ello sus líneas y su increíble aerodinámica nos dan una idea del gran desarrollo que la técnica ya había alcanzado en aquellos años previos al conflicto. Dicen que la tecnología avanza a pasos agigantados durante las guerras pero, tal vez, el avance más pausado de los tiempos de paz hubiera sido más que suficiente a la vista de este modelo único adelantado a su tiempo.
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