Fue en el año 1947, tras la gran crisis financiera que atravesaba la compañía, después de finalizada la Gran Guerra, cuando un acaudalado ingeniero llamado David Brown, propietario de una firma de ingeniería creada por su abuelo en 1860, adquirió las acciones de Aston Martin por unas 23.000 libras (unos 26.000€). Al mismo tiempo se hizo con la licencia de uso de un motor Bentley de 6 cilindros en línea y lo montó en un coche al que denominó 2 litros Sport. A partir de ahí todo es historia, pero fue con la inestimable ayuda del cinematográfico agente 007 que sus coches empezaron a ocupar un lugar en el corazón de todos los locos del motor del mundo.
David Brown compró la compañía y prestó su nombre a modelos míticos
Aquel primer modelo se denominó DB1 aunque no sería hasta el DB5 cuando la marca conseguiría relevancia y visibilidad en todo el mundo gracias a la película Goldfinger de James Bond en 1964. Curiosamente en la novela original de Ian Fleming el coche que conducía James Bond era un DB Mark III pero el DB5 era el modelo en producción más moderno cuando la película se estaba filmando. Aston Martin siempre se ha caracterizado por un sistema de producción artesanal y en cantidades muy limitadas, de hecho entre 1957 y el año 2000 la producción total de la marca no llegó a superar las 12.000 unidades, aunque recientemente han incrementado esas cifras de forma considerable.
DB dos letras, iniciales del hombre que se hizo cargo de la fábrica
Y que reflotó la misma de la crisis sufrida tras la guerra , dos letras que han nominando los modelos más emblemáticos de Aston Martin hasta el año 1972, cuando Brown decide vender la firma. Posteriormente la marca retomará el uso de ese icónico par de letras con el permiso de Sir David Brown al nombrarlo presidente honorífico de la empresa. Desgraciadamente no llegaría a ver ningún nuevo modelo portando sus iniciales al fallecer en 1993 un año antes de la presentación del DB7.
A día de hoy Aston Martin hace frente al su segundo siglo de vida (recordemos que Aston Martin se funda en 1913) llena de fuerza y contando con la inestimable influencia de las iniciales de Brown, para muestra ahí tenemos el flamante, y bellísimo, DB11 o al futuro DBS Superleggera. En cualquier caso los aficionados siempre tendrán presente al creador de los coches que el aguerrido James Bond se dedica a destrozar en todas sus películas con el más insano de los desparpajos, como si en lugar de un Aston Martin tuviera entre sus manos las riendas de un carro de bueyes.
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