Elvis Presly, algunos dicen que el mayor ídolo de la música del Siglo XX, tuvo que cumplir con su obligatorio servicio militar en Alemania desde 1958 a 1960. Durante su estancia en este país compró un coche a un famoso piloto de aquellos tiempos (Hans Stuck), un BMW 507.
Un coche casi único, un famosísimo propietario y una marca de prestigio, el secreto para crear un icono
Un modelo del que alguna vez hemos hablado por aquí, el coche estuvo perdido durante casi cuatro décadas y hace unos años fue descubierto en el garaje de un ingeniero de Alabama, EEUU. Ahora sale de nuevo a la palestra pues ha sido restaurado a su estado original por BMW Classic y va a ser presentado públicamente el próximo 18 de Agosto en Pebble Beach, ese famoso concurso de elegancia que se celebra muy cerca de San Francisco y del lugar donde el 507 ha «dormido» los últimos años.
Exclusividad y belleza
Elvis compró ese vehículo al objeto de disponer de un medio de transporte durante su estancia en Europa, el coche era, y sigue siendo, muy exclusivo, hay que tener en cuenta que sólo llegaron a fabricarse 251 unidades y su precio rondaba los 10.000$ de la época (el precio de una casa en aquel tiempo). El cantante se enamoró de su coche europeo y cuando su servicio militar finalizó a este lado del Atlántico se lo llevó con él.
Y ahí es donde empieza la historia de este coche, el chasis número 70079, pues al poco de llegar a su tierra decide ponerlo a la venta, lo compra un aficionado a los Hot-rod (coches clásicos, o no, tuneados para carreras) y lo transforma, le instala un motor V8 de Chevrolet, una nueva caja de cambios y le cambia el eje trasero.
Recuperado y restaurado, salvado del olvido
En el año 1968 cae en manos de Jack Castor que a la vista de tamaña barbaridad decide restaurar el vehículo, pero sus recursos son escasos y lo guarda en un granero a la espera de tiempos mejores. Y así transcurre el tiempo (más de 40 años), mientras tanto se pierde la estela de Elvis Presley, nadie sabe que ese coche perteneció a tan señalado personaje hasta que un periodista del motor americano lo descubrió en un galpón anexo a la casa de Castor hace unos años y se decidió a comprobar el número de chasis.
BMW Classics lo recupera en 2014 de manos de Jack Castor con el compromiso de retornarlo a su estado original, en ese momento, cuando el coche es embarcado para Alemania en un contenedor, no tiene motor ni caja de cambios y el salpicadero está completamente destrozado. Los encargados de la casa alemana asumen la ardua tarea de restaurar un coche del que no hay piezas, recordemos la escasa cantidad de unidades fabricadas, y que se encuentra en un estado lamentable pues a parte del deterioro sufrido por su largo abandono, hay modificaciones varias, como la realizada a su zona frontal para dar cabida al motor V8 más voluminoso que el original de BMW.
El relato de las tareas de restauración es necesariamente largo y minucioso, está en manos del fabricante. Un fabricante que casi fué a la ruina en 1959 por su causa, y la de Maximilian Hoffman que promovió activamente su diseño y fabricación, aunque eso fue hace mucho tiempo y la empresa pudo superar el «bache».
Muchas de las piezas han tenido que fabricarse de la nada, algunas de ellas usando las modernas impresoras 3D, la tapicería y otros detalles de la decoración interior han tenido que ser «recreadas» usando técnicas de los años 50-60 al igual que la pintura usada y el color blanco brillo, lejos de los estándares actuales pero muy acorde a la imagen que el vehículo tenía cuando salió de fábrica. Cierto dilema ha habido con el color del coche, pues durante el tiempo que Elvis lo condujo su color era de un rojo intenso.
Una historia interesante para un coche muy atractivo y con un pasado glorioso, si a esto sumamos que este año se celebra el centenario de la marca. Tenemos una herramienta de marketing perfecta, da igual el coste de la reparación, el empuje publicitario de este coche es imposible de cuantificar. Aunque eso a nosotros no nos importa, la vista de un vehículo tan bello y en estado de gracia nos hace felices, así sea.
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