Cuando empezamos a documentarnos para hablar sobre la colección-museo que hoy vamos a presentar aquí, en nuestro blog de seguros para coches clásicos , pensamos que se trataba de otra muestra de vehículos más. Fue al ir conociendo la personalidad y el trabajo del iniciador de esta colección que fuimos constatando lo que su labor representa para el mundo del motor en nuestro país, veamos.
Salvador Claret
Salvador Claret I Naspleda Girona 1909 – 1984, inquieto desde muy joven monta ya la primera autoescuela de Girona en 1934, con posterioridad monta diversos negocios de hostelería, pero, mientras tanto, a finales de la década de los 50, del siglo pasado, adquiere un Ford T y ahí empieza todo.
Persona intensa y dedicada, desmonta el vehículo, ajusta su mecánica y lo pinta completamente. Participa con su flamante Ford T en la primera edición del Rally Barcelona-Sitges, colaborando también en su organización, la experiencia parece ser que le atrapa, pues a partir organizar eventos del motor y participar en los mismos, incluso fuera de nuestras fronteras es ya parte de su vida.
Al mismo tiempo se desarrolla su afición por la colección, y conservación, de vehículos clásicos, ambas actividades definirán su trayectoria vital. La cantidad de material de automoción recuperado, por sí mismo o en colaboración con otros es, tal vez, de las labores, de este tipo, más intensas que se han realizado en nuestro país. Colaboró también en la edición de un libro sobre la historia del automóvil en España.
Un museo único
Precursor de la afición al motor clásico, activo e implicado en el mundo de la conservación consigue aglutinar un fondo de más de 300 piezas en su Museo, además de coches podemos encontrar motocicletas, bicicletas y una gran diversidad de piezas relacionadas con el mundo del motor, casi 4.000 libros, 15.000 catálogos de vehículos, hemeroteca, archivo fotográfico. El Museo forma parte del Sistema del Sistema del Museo de Ciencia y Técnica de Cataluña.
Desde nuestro blog de seguros para motos clásicas , hay una curiosa anécdota que no podemos evitar mencionar pues, dicen, que tal vez por lo que el Sr. Claret sea recordado más que por ninguna otra cosa es por ser la primera, y tal vez la única, persona que bajó las escaleras de la catedral de Girona… en coche.